Es curioso que el futbol sea explicado con fórmulas psicológicas, sociológicas, literarias, ideológicas, periodísticas, y se haya olvidado el elemental e imponderable entrenamiento.
¿Qué hicieron, pero, sobre todo qué dejaron de hacer, el técnico mexicano y su grupo de trabajo para llegar a una Copa del Mundo con un equipo que sólo podía jugar 45 minutos? Colegas, la mente es un factor importante en momentos decisivos, pero los entrenadores necesitamos una explicación de aquellos temas más afines con nuestra tarea específica, porque, finalmente, el técnico tampoco es psicólogo para explicar detalladamente este aspecto.
Como entrenadores nos interesa saber cómo manejaron las cargas de entrenamiento, cómo un jugador de selección pudo entrenar con trabajos menores, hasta en un 50%, de las cargas que se realizan en su Club y que hoy en día, gracias a los modernos sistemas de análisis, son fáciles de monitorear, medir, evaluar y comparar.
En nuestra Selección se desentrenaba a los jugadores con sesiones minúsculas de entrenamiento. El equipo mexicano entrenó poco y en el mundial corrió poco, como pudimos observarlo sobre todo en los dos últimos partidos, ya que corrió menos que selecciones tocadoras como la de Brasil.
La carrera en un partido es directamente proporcional a la calidad técnica de los jugadores; quizá por eso el gran Messi deambulaba como un zombi por el campo.
Una Selección Nacional no es una incubadora donde se mantiene a los jugadores entre algodones. Es un campo de batalla donde los mejores jugadores de un país se concentran para dar su máximo esfuerzo, tanto en los entrenamientos como en la competencia, sin regatear tiempo ni sacrificio.
El entrenamiento en todos los deportes se basa, principalmente, en el principio de adaptación fisiológica, que exige que todo mejoramiento se geste en un trabajo planificado. Un entrenador temeroso entrena poco porque teme al cansancio y a las lesiones y quiere evitar la crítica de los clubes, pero es una realidad qué cargas bajas producen más lesiones que altas cargas.
¿Qué piensan los jugadores de una Selección que no entrena la fuerza cuando ven a la Selección inglesa haciendo fuerza máxima antes de un partido? Me parece miserable y conformista el pensamiento de que ya estamos dentro del gran evento, y lo que suceda durante el mundial ya es responsabilidad de todos.
Hay que recordar que México es advertido por su técnico nacional, antes de que diera comienzo el mundial, al informar ‘me voy cuando termine el mundial’, y en un momento de euforia por el buen resultado obtenido en el primer partido, suelta la insana aseveración de que México puede verse en la final. Nuestra Selección tiene jugadores talentosos, pero de ahí a verlos colocando la bandera en el pico del Everest, hay un trecho complicado y, me parece, fue un desatino someter a una enorme presión a los jugadores de un país que nunca llegó al quinto partido. Ya fuera del mundial, se justifica diciendo que está muy contento con las experiencias positivas que extrajo de las situaciones negativas que se presentaron; aquí hay que subrayar, provocadas por su propia ineptitud. Contra Suecia no hay libretita que valga sino se mueven los pies y se mete el acelerador; los jugadores suecos, técnicamente no son brillantes, pero nos arrollaron en autoconfianza, en concentración, en capacidad condicional y constitución física. Con Brasil fue igual… pero nos vimos peor. Los brasileños son grandes jugadores, con una excelente técnica, alto nivel condicional (los volúmenes de carrera por juego en el mundial son más altos que los de México) y mayor constitución.
Lamentablemente, en el futbol se habla poco del papel que juega el trabajo físico durante todo el desarrollo del partido, nadie o muy pocos lo mencionan, algunos teóricos del futbol todavía no aceptan que, corriendo y ‘metiendo pierna’, los equipos que no cuentan con grandes figuras llegan más lejos que aquellas “costosas” y “aristocráticas” selecciones mundialistas y eso que la televisión y la prensa, están pobladas de connotados gurúes de la redonda y de otros que alguna vez portaron la camiseta nacional.
Aceptar que el futbol se ha tornado más físico es una realidad inminente, lo que no implica renunciar a la técnica ni a la táctica, sino simplemente pensar que, sin lugar a duda, ambas requieren un buen soporte condicional y constitucional para ser más efectivas.
Seguramente, algunas naciones que fracasaron en el mundial se están repitiendo hasta el hartazgo esa frase notable que dice que “en el futbol no importa cuántas veces tocas el balón sino cuantas lo metes” y, hablando de frases multicitadas, me gustaría preguntarle a aquél genio que inventó otra: “un pianista no aprende a tocar el piano corriendo alrededor del mismo, debe tocar el piano”, y que citaba a menudo con la sesgada intención de negar la preparación física, si aún sigue creyendo que sólo con ‘pelotita’ se puede ser competitivo, en las altas competencias. Un argumento literario y marketinero que se utilizó exitosamente para hacer pensar a los ingenuos que sólo haciendo ronditos se podría salir campeón del mundo.
La realidad es cruda y en los dos últimos campeonatos del mundo la España del tikitaka no pudo corroborar la metáfora pianística. Sin embargo, el problema no es de ellos, sino de quienes copian irreflexivamente metodologías inadecuadas para nuestro futbol condenándose y condenándonos al fracaso.
¿Cómo abordaremos el futuro? Temerosos, sin personalidad, sin ideas propias; o convencidos que la solución está en nosotros mismos y que somos capaces de crecer y tener altas aspiraciones basadas en nuestra inteligencia y el trabajo.
Echemos un vistazo hacia adentro, reconozcamos nuestros aciertos, corrijamos nuestros errores, trabajemos en nuestras carencias, diseñemos nuestro propio futbol.