·¿Por qué cornos juego al fútbol?, se pregunta todo aquel que siente los dolores que los años o la patada de un cinco inescrupuloso dejan como marca en partes del cuerpo que uno ni sabía que estaban ahí, acechando, debajo de la capa de grasa. ·¿Por qué cornos juego al fútbol?, se pregunta todo aquel que siente los dolores que los años o la patada de un cinco inescrupuloso dejan como marca en partes del cuerpo que uno ni sabía que estaban ahí, acechando, debajo de la capa de grasa. Usted, lector, no es un boludo único. Esperamos no herir su deseo de originalidad, pero es nuestra obligación recordarle que el fulbito una vez por semana es de boludo estándar, un episodio de la estadística, que se repite en miles de boludos, que al igual que nosotros, dedicamos horas de nuestras vidas, litros de nuestro sudor y la poca vida útil que le queda a los órganos relativamente importantes como el corazón y el cerebro, a jugar al fútbol como disciplina amateur. Usted es, qué duda cabe, un boludo digno de estudio. Si sos mujer y no podés creer que a tu novio o marido lo ponga más nervioso el partido de los jueves que el parto de un hijo, este libro también es para vos. Te ayudará a comprender la psiquis de este ser humano que cuando mira un partido le transpiran las manos, que discute con sus amigos si el asado debe ser antes o después del partido, cómo se debe llamar el equipo o de qué color se hacen las camisetas.