La opinión de un advenedizo
Cuantos más años pasan me gusta más el fútbol pero lo entiendo menos. El fútbol es un deporte practicado por seres humanos que poseen un sistema nervioso, un sistema circulatorio, un sistema hormonal, un psiquismo, etc. Sin embargo, el entrenamiento de un futbolista no puede medirse con los parámetros con los que se mide a otros deportes, es decir, hay algunos deportes donde la gente de alto rendimiento entrena 6 u 8 horas diarias, pero en el fútbol se entrena en promedio cerca de 2 horas y se considera que entrenar más es una franca aberración porque el fútbol, en boca de algunos destacados miembros de la familia futbolera, “es de los que saben”, el fútbol “no se enseña”. Supongo que esto significa que el jugador de fútbol al momento de nacer es tocado con una varita mágica que espontáneamente lo hace gran jugador. ¿Podemos pensar así después de ver jugar al equipo de los Estados Unidos y a Sudáfrica?
Ver el resbalón de España fue aleccionador, un equipo conformado por jugadores dotados técnicamente pero que, por lo que pude apreciar a través del televisor, no lo son tanto en los aspectos físico y constitucional. La “madre patria” mandó a la Copa Confederaciones un equipo gastado y desentrenado por exceso de competencia y déficit de entrenamiento. Claro, para muchos entrenadores que siguen la religión Mouriñista la “carga ha muerto” que es tanto como decir la biología ha desaparecido de la condición humana y a partir de ahora el futbolista es solo “ideas”. Nuevamente una fraseología de vanguardia trata de explicar el error, el extravío, con palabras aterciopeladas cargadas de un saber ingenuo y de fácil consumo. En Europa los jugadores de fútbol hacen más regeneración que entrenamiento de mantenimiento y desarrollo. Es decir, pasan más tiempo ocupados en tareas ligeras (ya de por sí el entrenamiento del futbolista es ligero) de recuperación de su organismo que preparando su organismo mediante cargas -estímulos de entrenamiento- altas. Empero, los grandes talentos físicos, se me ocurre un Eto’o, un Drogba, pueden mantener un gran nivel con poca carga, porque ellos, aún disminuidos físicamente, son mucho más que la media de jugadores bien entrenados. Otros que pueden sobrevivir al “cortito y bonito” son los grandes talentos técnicos y me asaltan los nombres de Kaká, Robinho y Messi. Claro que cuando en un mismo individuo se encuentra conjuntado el talento físico y el técnico se pueden dar el lujo de jugar de lujo, sueltos, bonito y casi despreocupados, iba a decir como Brasil, pero el jogo bonito hoy sufrió para ganar al humilde, casi desconocido, pero muy talentoso equipo de Sudáfrica. Ayer –como casi siempre- nuestros vecinos del norte jugaron el fútbol que mejor saben y que mejor se adapta a su notable capacidad física, a su creciente nivel técnico, a su comprensión táctica y a su dureza mental. Siempre estuvieron cerca del rival e hicieron que todo les costara más a los españoles, los obligaron a correr –a un equipo de tocadores- y así les quitaron piernas y precisión. Yo creo que la mayoría de la gente que ve fútbol se debió haber preguntado ¿y este equipo español es el mejor equipo del mundo para la FIFA?
Pensando en México se me ocurría que nosotros no podemos, no debemos, renunciar a lo que siempre fue una de las fortalezas de nuestro fútbol: la dinámica. Después de ver y vivir con varias selecciones mundialistas creo que nuestros problemas actuales no pasan tanto por la técnica y estoy convencido que técnicamente hoy y hace 15 años somos similares, pero corremos menos que en otras épocas y los equipos con los cuales nos toca competir indudablemente han progresado. Tampoco es una crítica a mis colegas los preparadores físicos que, pienso, hacen lo que deben pero con volúmenes de entrenamiento cada vez menores, debido a la multitud de competencias que existen en la actualidad. El tema pasa por saber quienes somos desde el punto de vista físico-técnico-táctico y mental. En ese sentido pienso que Pumas es un equipo paradigmático del estilo del fútbol mexicano y los que lo han sufrido saben que sólo con buena técnica no alcanza para ganarles a los chamacos universitarios, también hay que correr. Sin embargo, para jugar y correr cuando se enfrenta a Pumas hay que entrenar más, nos guste o no nos guste su estilo y sus hábitos de entrenamiento; para ello son necesarias más horas de entrenamiento semanales para tareas físicas, más horas de entrenamiento para tareas técnico-tácticas y sobre todo más intensidad, entrenar a una velocidad similar a la de juego o a la que se quiere jugar.
Para finalizar este periplo de ideas que me despertaron los partidos de España-Estados Unidos y Sudáfrica-Brasil quiero decir que me preocupa que nuestra selección haya debido alejarse de su benéfico hábitat Defeño para concentrarse en Estados Unidos para la Copa de Oro porque esto significa que en 40 días de estadía a nivel del mar nuestro equipo estará regalando el temido efecto de la altura, que en términos fisiológicos se expresa como un incremento del consumo máximo de oxígeno, en otras palabras, el entrenamiento en la altura fortalece a nuestros futbolista para correr más en la altura de la Cd. de México y mucho más a nivel del mar. En 40 días se produce una desadaptación del organismo que se expresa en una disminución de la cantidad de glóbulos rojos y un descenso de las posibilidades de movilidad a lo largo del partido; México ya está padeciendo este efecto con los muchachos que vienen de Europa, que obviamente entrenan a nivel del mar. Lo contrario sólo lo pueden sostener Maradona y Evo.
Yo creo que en el futuro será difícil ver aquellas heroicas Selecciones Mexicanas que arrasaban en los últimos momentos de los partidos. La solución de nuestros problemas no es ni la de España, ni Brasil, ni Italia, es mexicana. Ojalá podamos responder desde el entrenamiento a las necesidades que el fútbol actual impone. Parafraseando un tango: “a pesar de todo el fútbol es hermoso”. Suerte muchachos.